miércoles, 25 de septiembre de 2013

Mi amigo, el peregrino

Es cierto, a todos nos lanzaron al mundo. Y al mundo ¿para qué? pues básico: para vivir. Pero, no todos los terrenales tenemos plena conciencia de nuestro diario actuar. La mayoría somos esclavos de la rutina, del horario, en fin del sistema, hasta parece que es la única manera de vivir. Por fortuna, aún existen "extraños", de esos que están al borde de ser libres...
Sebastián Diez, nació en Buenos Aires- Argentina, huérfano de padre. Vivía con su abuela, su hermana y su mamá quien, como él dice, "hizo lo que pudo". De niño creía en la Iglesia y en ese "dios castigador".
"Dudé mucho de la existencia de Dios, sufría paranoias y fobias, tuve una infancia complicada" dice mientras bebe un poco de mate. Ahora en lo que cree es en Jesús, en su forma de vivir. Pero no es una pura creencia o religión de esas que sirven a la gente para mantener tranquila, de algún modo, su conciencia. En efecto, es una creencia que se manifiesta en su proceder.
Él es Jesús, así vive, más que las monjas, más que el Papa, más que los "curuchupas", El Sebas si sabe en lo que cree. Él se declara católico (ver significado), no apostólico ni romano, pues, como el dice: “eso es una contradicción”. No posee nada que no necesite. Y es que ni siquiera tiene amigos, él los llama familia; pero es real.
Comenzó a actuar desde los 8 años en la escuela y desde entonces nunca dejó el teatro. Lleva consigo un mensaje y lo profesa mediante el teatro. "No es necesario ser religioso, es un mensaje de amor, de libertad" dice, acompañado de esos ojos brillantes como de alguien que lo tiene todo claro.
Es un peregrino, desde los 26 años esa es su forma de vida. Empezó viajando en carreta por pueblitos de su país, con sus dos yeguas, ofreciendo funciones. Vive de la música y el teatro. Actúa en escuelitas, en la calle, en mercados, en teatros y su ganancia no siempre es dinero. Recibe comida, regalitos y a veces solo el aplauso. Su pasado esquizofrénico le ayuda a inventar personajes, hasta habla con ellos.

"La vida es linda, Dani", dijo al final. "La única libertad es la verdad, tenés que ser el Dios en el que crees y si no crees, tenés que ser cómo quisieras que fuera". Sonrío y dejó en el aire la sensación de que nada importa, que la sociedad está tan equivocada, que este mundo es enorme y apenas se conoce, por eso no hay libertad. Salir de esa estructura que adormece nos hará trascender.

Canción de Sebastián Diez. 
¿Quieres conocer más de él? click aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario